Los migrantes solicitantes de asilo cerca de la frontera de Estados Unidos vivían constantemente con el temor de la amenaza siempre inminente de la política de Trump de Permanecer en México, una política que obligaba a los migrantes a esperar sus audiencias de asilo en México, al alcance de los mismos cárteles de los que muchos intentaban escapar, en lugar de estar a salvo dentro de Estados Unidos. Durante la vida del Remain in Mexico de Trump, la organización Human Rights First, con sede en Nueva York, registró más de 1.500 secuestros, asesinatos y otros ataques a los migrantes.
Recientemente, gracias a las múltiples demandas presentadas por el gobierno de Biden en los tribunales federales, se anuló la ley de Permanencia en México. Los inmigrantes solicitantes de asilo se vieron finalmente liberados de la carga de la permanencia en México y hubo motivos de celebración. Pero la celebración duró poco. Rápidamente se recordó a los migrantes que seguían siendo extremadamente vulnerables a otra política, conocida como Título 42, una norma de la época de la pandemia que permite a los agentes fronterizos expulsar a los migrantes sin escuchar su solicitud para evitar la propagación del coronavirus. El efecto del Título 42 es posiblemente más desastroso que el de Permanecer en México, ya que impide el acceso de los migrantes a Estados Unidos, lo que hace prácticamente imposible presentar sus reclamaciones ante un juez, y los deja excepcionalmente vulnerables a los secuestros, los robos y la violencia.
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